Para la ceremonia oficiada en la Iglesia de San Francisco de Asís, arreglos con gipsofila y pétalos marcaron el camino
de la novia al altar, también adornado con rosas en tonos pasteles añadiendo a la de por sí majestuosa e íntima atmósfera del templo, un
ambiente mágico.
La zona de recibimiento en La Divina Pastora fue ambientada con mobiliario moderno, carpas y lámparas de estilo, añadiendo toques de elegancia. Sombreros típicos y chales para los invitados dispuestos junto a cajas antiguas con granos de café para el seating, aportaron encanto a la zona de cóctel. La cena en la terraza y vía contigua del restaurante fue engalanada con fairy lights y fotografías de los novios. Complejos arreglos de rosas realizados por primera vez en candelabros y cristalería de lujo, marcaron también la pauta de la decoración en esta área.
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Suzie y Max comenzaron a planear su boda con nuestro equipo un año antes de su ceremonia y desde el inicio supimos que la organización de un evento tan especial que reuniría a un centenar de invitados llegados desde 39 ciudades del mundo supondría un desafío para todos los integrantes de Aire de Fiesta.
Esta
encantadora pareja había seleccionado La Habana como destino de bodas por los
lazos que los unían a nuestro país y ciudad. Su confianza en nuestro equipo no
sólo para la decoración sino también para la planeación y ejecución de todo el
evento al que asistirían personas de diversas partes del globo supuso un
gran reto que nos animó aún más.
Numerosas
coordinaciones fueron realizadas, desde la caravana de autos antiguos que
trasladaría a los invitados desde la Iglesia hasta La Divina Pastora al
concluir la ceremonia de bodas, hasta la presencia de numerosos artistas en la
recepción. Los sones de Serenata Cubana en el cóctel de bienvenida mientras
profesores de baile adentraban a los arriesgados en nuestros más cubanos ritmos
y la presencia de Gigantería con diversos performances incluyendo animaciones
con fuego atrajeron la atención de todos. En la cena, un talentoso quinteto de
jazz acompañó los emotivos momentos de las palabras de padres, padrinos y
novios y para el cierre la actuación de Luna Manzanares y DJoy de Cuba como
colofón a una noche sencillamente especial.
Un
dato curioso: la clásica tradición de que la novia se adornase con algo azul
para su boda fue cumplida con el auto antiguo americano símbolo insustituible
de nuestra ciudad, en que se trasladó hacia la Iglesia.